Lo mejor es enemigo de lo bueno. ¡He-he-he-he he! |
No obstante
Lo que me ha llevado a rememorar otros "pánicos informáticos". Algunos serán muy jóvenes, pero los que crecimos en los 80 (y sobrevivimos) recordaremos el Efecto 2000. Tanto llegó a temerse que incluso el Gobierno español (nunca una institución que esté a la última en cuanto a tecnología, salvo para dar iPads a costa de nuestro dinero a sus integrantes) emitió un anuncio que chorrea caspa noventera.
El que probablemente vivan muchos de los lectores sea el Efecto 2038. Menos conocido, no por ello se trata de algo poco importante, puesto que se trata de una vulnerabilidad que afecta a sistemas bastante más críticos. Este video lo explica bastante bien (salvo que os moleste la voz de Loquendo):
Y esto solamente son los pánicos debidos a fallos de diseño en el reloj. Como bien sabéis una computadora es algo mucho más complejo que un simple reloj, por tanto hay muchas más cosas que pueden ir mal. Y aquí entra nuestro viejo conocido el malware, o como se le suele llamar en metonímica expresión, los virus.
Desde la época del Viernes 13 que se propagaba en los disquetes hasta el actual ransomware (un programa que te "secuestra" tus discos duros y te fuerza a pagar si quieres acceder a tus propios datos), pasando por el ILoveYou que en un momento dado infectó a millones de ordenadores y por poco detiene en seco el uso de internet, cada nueva generación de malware ha generado pánicos que ni los del kernel de FreeBSD cuando desenchufas un pendrive sin desmontarlo primero.
Y sin embargo, a todos ellos nos hemos sobrepuesto. En especial con la adopción de los estándares libres y abiertos, por los cuales al estar todo el código expuesto al público las vulnerabilidades y fallos se detectan mucho más rápido que con los estándares cerrados. Puedes tener la mayor empresa de tecnología del mundo con los ingenieros más geniales, pero hasta a ellos se les puede pasar por alto alguna tontería que pueda detectar hasta el más insospechado. Pero si tu código está disponible para que lo revise cualquiera que sepa programar en el lenguaje en que lo escribes, te aseguras que hay millones de potenciales revisores y correctores, en lugar de unos pocos miles en el mejor de los casos, que en la realidad se limita a unas pocas docenas dado el modo en que se estructuran las empresas.
Resumiendo: calma y precaución, eso es todo.
¡De verdad, si os va a gustar, tontos! |
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